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Sembrando ideas

Un espacio de discusión y análisis sobre la actualidad del sector agroindustrial argentino e internacional.

Fecha de Publicación: 23/09/2021

¿Puede la demanda de maíz de China reconfigurar la producción de Argentina?

Desde que la Peste Porcina Africana irrumpió en la producción china de cerdos, era previsible el grado de incertidumbre que se observaría en los precios de los granos que se usan como forraje (Bolsa de Cereales, 2019). Sin embargo, aunque han pasado tres años del comienzo del episodio, sigue sorprendiendo a los mercados la dinámica que se observa en la demanda china de granos forrajeros, hoy vinculada a la recuperación del stock de animales. El gigante asiático se ha convertido en el principal importador de estos productos. Por tanto, es una pregunta relevante si continuarán sus niveles de compras en el futuro, especialmente para los países exportadores.

Autores: Nicolás Jorge

Históricamente, las importaciones chinas de maíz se encuentran limitadas por un contingente arancelario consolidado ante la OMC de 7,2 millones de toneladas, por fuera de la cual el arancel de importación es de 65%, alícuota considerada habitualmente como prohibitiva. En la última campaña, sin embargo, los precios locales fueron lo suficientemente elevados como para que China importe por fuera de esa cuota, incremento que provino fundamentalmente de EE.UU. y Ucrania. Después de haber alcanzado las 7,5 millones de toneladas en 2019/20, las compras chinas de maíz crecieron un 243% para llegar a 26 millones de toneladas en la campaña 2020/21.

Figura 1: Precios internacionales (USD/ton - FOB Golfo).

Fuente: World Bank

A nivel de mercados internacionales, la situación se tornó más volátil como consecuencia de las sequías provocadas por La Niña en Argentina y Brasil. La producción brasilera del cereal bajó de 102 millones de toneladas en 19-20 a 86 millones en 20-21, mientras que en Argentina cayó de 51,5 a 50,5, incluso con un crecimiento de 1,5% en las hectáreas sembradas. Aunque el precio del maíz como de la soja se mostraron al alza, la relación se tornó más favorable al primero.

La cuestión se vuelve aún más compleja si se considera que en las últimas campañas, además del incremento de la demanda, se observa una producción de maíz en China relativamente estancada, en un contexto donde continúa la guerra comercial con EE.UU., el principal productor de maíz a nivel mundial.

¿Continuará China importando en estos niveles?

Para la campaña 21/22 en China, el departamento de agricultura de EE.UU. prevé un incremento del área cosechada de 1,8%, y 2,8% en la producción, llegando a 268 millones de toneladas producidas. Considerando que la proyección de demanda es de 294 millones de dólares, se prevén importaciones por 26 millones de toneladas, cifra que coincide con lo estimado para la campaña anterior.

Por otro lado, en el  International baseline del Servicio de Investigaciones Económicas del USDA publicado a inicios del 2021, se proyecta que China va a seguir importando a niveles de la cuota, es decir, 7.2 millones de dólares en la campaña 21/22. 

Por su parte, FAO-AMIS proyecta una producción levemente más elevada, de 273 millones de toneladas, con 23 millones de toneladas importadas debido a un incremento en el stock al cierre, mientras que el International Grain Council prevé importaciones por 16,5 millones de toneladas en 21/22.

En su visión de largo plazo, OCDE y FAO prevén que el crecimiento de la demanda de granos forrajeros en China se desaceleraría con respecto a la última década, dado un menor crecimiento en la producción de carnes y mejoras en la eficiencia tanto por el lado de las prácticas empresariales, así como por ganancias genéticas. De ese modo, si bien proyectan compras de maíz de 15 millones de toneladas en 21/22, rápidamente alcanzaría el nivel de la cuota, de 7,2 millones de toneladas en 22/23.

Figura 2: Maíz en China (Millones de ton o has).

Fuente: USDA PSD y WASDE

Es claro que, todas estas disparidades en las proyecciones indican un grado de incertidumbre respecto el comportamiento de la demanda de China en el mercado de maíz a nivel mundial. Pero más allá de estas proyecciones puntuales, existe consenso de que el balance entre oferta y demanda en China es ajustado. Como se observa en la Figura 2 (izq.), en las últimas campañas el consumo ha superado a la producción de manera consistente, dado que esta última se ha mantenido estancada.  La razón puede verse la Figura 2 (der.): a pesar de un crecimiento positivo en los rendimientos, más allá de los vaivenes de cada campaña, el área cosechada se muestra en descenso luego de su pico histórico en 2015/2016. Por lo tanto, lo que puede ocurrir en el largo plazo tendrá efectos sobre importadores y exportadores.  

Por el lado de la demanda, siguiendo a FAO y OCDE es posible hipotetizar que luego de la reconstrucción del stock de cerdos el uso promedio de granos por tonelada de carne producida se mantendría estable debido a dos tendencias contrapuestas: la primera, es la mayor intensificación gracias a unidades productivas de mayor tamaño y más modernas, tendientes a utilizar una mayor proporción de balanceados que las explotaciones pequeñas. La segunda, es la mayor eficiencia en la conversión de alimentos a carnes en los esquemas productivos más nuevos. En cuanto a la composición, los organismos prevén una mayor proporción de cereales vs harinas proteicas en los balanceados.

Por el lado de la oferta, el incremento en la demanda del cereal ya se tradujo en expectativas de mayor área en China, en detrimento de la soja (Reuters). Es posible que eso contribuya a moderar en parte la demanda de importaciones en ese país, pero hasta qué punto esto es posible está por verse. Este movimiento presiona a la baja sobre el área destinada a soja, dados los límites para un incremento de la superficie total.

La discrepancia entre oferta y demanda se evidencia también en la actitud del gobierno chino. Por ejemplo, este año se impulsó una serie de recomendaciones para alentar a los productores de carnes a reemplazar el uso de maíz y harina de soja por fuentes alternativas de alimento, como cebada, sorgo, trigo o incluso arroz. Por otro lado, China viene en los últimos años colocando stocks en su mercado en grandes volúmenes, superando los 58 millones de toneladas puestos a remate en 2020.

Aquí puede ser de utilidad remarcar un punto relacionado con la transparencia en los mercados, que influye sobre la robustez de las predicciones. Las diferencias de opiniones no deberían sorprender en un mercado en que la información disponible es relativamente escasa. Según un artículo de Reuters (Link), es difícil obtener información consistente sobre los cultivos en China, más aún luego de que la consultora Cofeed suspendió la actualización de sus informes en Abril. Debido a esto, muchos analistas se ven obligados a utilizar información que puede ser calificada de anecdótica.

Escenarios de largo plazo y resultados

Más allá de que hoy el stock de cerdos en China se encuentre creciendo a gran velocidad como resultado de la recuperación frente a la Fiebre Porcina Africana, es difícil determinar la evolución futura. En primer lugar, porque no es obvio en qué nivel y cuando se estabilizará, lo que depende tanto de cuestiones sanitarias, de preferencias de los consumidores, y de su nivel de ingresos. 

Pero aún conociendo este dato, sería complejo también estimar la demanda de maíz de China debido a que, como se explicó arriba, se espera un cambio en la estructura de su producción de cerdos, pasando de un esquema de pequeños productores con rebaños reducidos y menor control sanitario, a grandes explotaciones, más eficientes, pero más intensivas en el uso de maíz.

Dada esta multiplicidad de factores, aquí se reduce el análisis a dos escenarios mutuamente excluyentes: el primero en el cual las compras chinas de maíz disminuyen de manera gradual hasta alcanzar el nivel de 7,2 millones de toneladas determinado por el contingente arancelario, supuesto adoptado en el ERAMA[1] y, el segundo que asume que China mantiene las importaciones en 26 millones de toneladas.

El Cuadro 1 resume los resultados para la producción en Argentina. Brevemente, la mayor demanda de maíz elevaría el área sembrada del cereal en 247 mil hectáreas en relación al escenario de base. El área sembrada total prácticamente se mantendría invariable, por lo que el resto de los cultivos ajustarían hacia la baja, con 187 mil hectáreas menos de soja y 60 mil has menos de trigo. Con estos cambios, el volumen producido de maíz se incrementaría en 2,3 millones de toneladas, aunque la producción total de granos crecería en sólo 1,4 millones debido al retroceso de los otros cereales y oleaginosas.

Cuadro 1: Resultados en campaña 30/31 en Argentina

  ERAMA

Incremento

compras China

Δ
  Área Prod. Área Prod. Área Prod.
Trigo 6.746 23.164 6.686 22.939 -60 -225
Maíz 6.757 59.043 7.003 61.301 247 2.258
Cebada 1.161 5.021 1.160 5.015 -1 -6
Sorgo 948 3.755 938 3.713 -10 -41
Soja 17.944 56.119 17.757 55.535 -187 -585
Girasol 1.707 4.132 1.708 4.133 0 1
Suma 35.263 151.234 35.253 152.636 -10 1.402

Fuente: Simulación

Podría parecer en principio que el impacto es bajo, pero es razonable si se considera que en el largo plazo ajusta la oferta de todos los competidores de Argentina, incluidos Brasil y EE.UU., así como las cantidades compradas por otros importadores. De hecho, el precio FOB de exportación difiere en solo 6 dólares la tonelada entre las dos situaciones, lo que es coherente con el hecho de que la diferencia en el volumen que China demanda entre los dos escenarios corresponde a sólo un 1,4% de la producción mundial proyectada de maíz. 

Comentarios finales

Dado que China representa aproximadamente un cuarto del consumo mundial de maíz, cualquier desbalance entre su oferta y demanda interna tienen potencial para mover significativamente los precios internacionales. Más aún si se contempla un contexto de stocks ajustados y un clima adverso a la producción.

Sin embargo, es interesante cómo un fenómeno que puede ser fuertemente disruptivo en los mercados en el corto plazo, puede tener un efecto más leve una vez pasado el efecto sorpresa, y mucho menor aún cuando los actores tienen tiempo de ajustar su volumen producido de manera adecuada a la nueva situación.

Más allá de los beneficios en términos de precios que se puedan capturar este año y los que se observen en el futuro, se identifican dos puntos adicionales en los que puede ser útil profundizar en trabajos posteriores.

Por un lado, es posible argumentar que Argentina aprovecha la demanda adicional de manera indirecta, dado que China no es comprador de maíz argentino, a pesar de que ambos países firmaron el correspondiente protocolo fitosanitario, y que Argentina cumplió con los requisitos de inspección. Cabe sondear, por lo tanto, la existencia negocios que puedan realizarse en los próximos años en ese mercado de mantenerse la fuerte demanda. 

Por otro lado, aquí se planteó como escenario de máxima las compras de 26 millones de toneladas por parte de China, pero no se debe descartar la posibilidad a largo plazo de aún importaciones mayores, especialmente motivadas por limitaciones por el lado de la oferta. De acuerdo con el Global Yield Gap Atlas (GYGA), China tiene margen para el crecimiento de la producción de maíz vía rendimientos, con una distancia actual de 33% entre el rinde actual y el potencial. Sin embargo, este potencial es mucho mayor en Argentina (41,5%) y Brasil (45%), lo que hace que, sumado a posibilidades de expansión del área total, resulte económicamente eficiente el uso de maíz importado para el país de Asia. Sin embargo, el resultado dependerá de la estrategia que decidiese adoptar el gobierno chino.
 


Referencias

[1] Escenario de Referencia Agroindustrial Mundial y Argentino a 30/31, a publicarse en las próximas semanas.

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